sábado, 20 de febrero de 2016

Iniciarse en el sexo anal

Si eres novato en la penetración anal, lo ideal es que comienzos con tu propio dedo. Si tensa y relaja el musculo en la base de la pelvis, le será más sencillo percibir cuanto movimiento está presente. Junto con el musculo perineal que soporta el espacio entre el ano y los genitales, se encuentra el musculo pubococcigeo o musculo PC, que está conectado al frente del hueso púbico y que rodea el ano. La respiración es tan importante como apretar y relajar el musculo PC, de manera que inhalar profundamente hasta el ano y después relajarse mientras exhala, ayudara a relajar los esfínteres que rodean al conducto anal.























Con abundante aceite para masaje, frote con suavidad toda el área que rodea a su pequeño y fruncido “amigo” en tanto presiona alrededor del conducto hasta que sienta que se relajan los músculos. Si tiene las uñas largas, es recomendable que se las rebaje y lime o por lo menos use un guante de látex. Con la yema y no la punta del dedo, empuje con cuidado a través de los pliegues. Al mismo tiempo, puje un poco para abrir el esfínter. Antes de que entre a este lugar inexplorado, asegúrese de estimular el clítoris o el pene, para  asociar sensaciones positivas de excitación sexual con la penetración anal. Hágalo muy despacio con dulzura y suavidad. Antes de intentar el coito anal con un pene, ambas personas deben llegar al punto en que disfruten la penetración anal durante la masturbación.
Debe recordar que uno de los principios básicos al usar un juguete sexual para la penetración anal es asegurarse de que tenga una base ensanchada de modo que no se pierda dentro de su cuerpo. Los consoladores y tapones anales  vienen en una variedad de tamaños, de manera que debe comenzar con uno pequeño, y poco a poco aumente el tamaño conforme su ano se adapta a la sensación. Dos aspectos son muy importantes al practicar la penetración anal, uno mantener el área bien aceitada y segundo, hacerlo despacio. Forzar los músculos para que se abran antes de haberse relajado producirá una sensación de ardor. Una vez que logres la penetración total, deténgase unos  momentos para experimentar las nuevas sensaciones que irradian en la parte baja de su cuerpo. Y de allí en adelante solo queda disfrutar, cada vez más intensamente, en la medida que se van disipando los temores a la invasión sexual de esa zona virgen.

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