- El placer juega un papel determinante en la preferencia entre el hombre y la mujer, pues por lo general, las mujeres asumen el papel pasivo en cuanto a la postura.
- El ano, aun cuando tiene terminaciones nerviosas que pueden trasmitir sensaciones eróticas, estas sólo se despiertan con las caricias, no con la inserción del pene en el ano.
- El dolor y el aspecto higiénico, son las principales causas de rechazo entre las mujeres, quienes ven en el sexo anal como una actividad destinada solo a complacer a su pareja, no para disfrutar ellas.
- Con la práctica recurrente de este acto, es posible que con el tiempo se acostumbren y terminen aceptándolo con agrado.
- Es diferente con el hombre, a quienes les seduce el aspecto animal de este tipo de encuentro, además de que al ser más cerrado el esfínter anal que la vagina, les proporciona sensaciones más intensas.
- El coito anal no produce las sensaciones eróticas que las mujeres sienten en el vaginal y, no lleva a ninguna mujer al orgasmo.
- El ano está más lejos del clítoris que la vagina y, por tanto, no recibe ninguna clase de estimulación durante el coito anal.
- Es necesario que el hombre masturbe a la mujer (lo que no siempre es fácil, sobre todo en la posición del misionero) o que ella se lo haga a sí misma (a lo que no siempre se atreve) para llegar al orgasmo, en con base a esto, que no debe extrañar que las mujeres se muestren reticentes a practicar el coito anal.
- Es recomendable es usar algún gel a base de agua, que se vende en las farmacias y supermercados, para aliviar la fricción. No se recomiendan las cremas, ya que pueden permitir irritaciones locales o puede comprometer el condón causando que se rompa.
- Para las mujeres el temor al dolor es la excusa. Un dolor que es auténtico, nada imaginario, que se debe a la intensa contractura refleja del ano cuando algo intenta abrirlo abruptamente.
- Un reflejo fisiológico, destinado a evitar episodios desagradables, que todos los lectores pueden imaginar. Sólo un proceso de habituación al sexo anal permitirá que dicho dolor desaparezca cuando la costumbre permita a la mujer relajar espontáneamente el esfínter anal para dejar entrar al pene.
- Entre las razones del rechazo, se encuentran las cuestiones higiénicas. A las mujeres les preocupa tanto qué hacer antes de la relación, para que el terreno se encuentre limpio y sin restos de heces, como, también, semen manchar el pene con esos restos después del acto.
- Sodomía es otro nombre para referirse al sexo anal. Actualmente, la práctica habitual del coito anal se encuentra en torno a 10% de la población masculina y femenina.
- Algunos aseguran que las mujeres urbanas con bajos ingresos suelen tener una experiencia con el coito anal (entre 9% y 38%) superior al de las universitarias (12%).
- Un estudio realizado en 2012 en los EEUU encontró que 47% de las personas disfrutar del sexo anal, y 25% definen como “regular” la práctica.