Dentro de esta categoría encontramos la práctica del dogging que refiere a la actividad sexual mantenida por heterosexuales (para los homosexuales el término aplicado es “cruising”) en áreas abiertas al público. Así, con el dogging, los lugares habituales de sexo público (autos, bares, baños, entro otros) se quedan cortos frente a la vívida y hambrienta posibilidad que ofrecen diversos espacios para el disfrute del “amor físico”, ya sea con tu pareja habitual o con algún apetitoso desconocido o desconocida con el que tener un encuentro pasional y fortuito.
Las ventajas que ofrece esta modalidad pueden ser infinitas, ya que aporta no solo la emoción de ser vistos, sino el elemento de fantasía que definitivamente es lo que dará mayor satisfacción al acto sexual. No debe olvidarse que el sexo es una de las necesidades básicas del ser humano, una que, bien cuidada y segura, nos garantiza un estado de salud física, emocional y mental de plena felicidad y que puede llegar a significar una experiencia de intimidad diferente. Les invito entonces a dejarse llevar por la emoción del momento, sin importa mucho el lugar o el qué dirán los demás