Linda Lovelace tenía 21 años cuando la realizo y tenía el deseo de convertirse en una estrella de cine convencional, un sueño que jamás cumplió. Por su trabajo en Garganta profunda cobró 1250 dólares, una miseria para ella, pero que hizo millonarios a los productores del filme. Fue la autobiografía Ordeal lo que le dio a la atractiva mujer una fama extraordinaria.
En el libro no sólo contaba las técnicas de felación utilizadas empleadas en la película, sino también los abusos de que había sido objeto por parte de su primer marido, Chuck Traynor, quien muchas veces la obligaba a punta de pistola a filmar algunas escenas, acusaciones que nunca fueron demostradas. De hecho, Traynor (1937-2002), fue una importante figura en la industria del porno, contra la que Linda luchó toda su vida haciendo causa común con los grupos feministas.