A lo largo de la historia los hemos conocido como ninfómanas o sátiros y siempre han estado rodeados de un aura de misterio y misticismo que no existe. Los hipersexuales, como se les conoce ahora, padecen el mismo problema que un cocainómano o heroinómano y a la larga destruyen igualmente la vida de la persona adicta.
“A veces llegan preguntándose qué les pasa para que no puedan tener relaciones de pareja normales. Llegan con ansia, con muchas preguntas y pocas respuestas. El sexo se convierte en una obsesión y sus actos sexuales en comportamientos compulsivos. Dejan de disfrutar del sexo para obsesionarse con la cantidad de sus encuentros sexuales” es la opinión contundente de José Bustamante, psicólogo clínico, experto en relaciones de pareja y sexología; y además asegura que estos pacientes están obsesionados por la cantidad y no por la calidad.
Esta obsesión está considerada como un trastorno mental según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el llamado DSM5, conocido en todo el planeta como la Biblia de los psiquiatras. Según las pautas de este manual se realiza una prueba básica, con la que se diagnostica el trastorno:
“Se trata de una terapia interdisciplinar“, explica el Dr. Bustamante. “A veces es obligatoria una ayuda farmacológica y entonces necesitan terapia psiquiátrica, pero a la vez es indispensable la terapia educativa sexual. Deben recuperar el sexo coherente. No es cuestión de eliminar el sexo de sus vidas sino de que ese sexo esté única y exclusivamente cuando deba estar. Es necesario que también puedan volver a enamorarse. Hay que recuperar la calidad en detrimento de la cantidad”.
Algunos opinan que Internet ha influido notablemente en la aparición cada vez más numerosa de estos “pacientes”, debido a la proliferación de las películas porno, los chats sexuales y el consumo sexual rápido y constante que han influenciado a los cibernautas que pululan en la red. El problema que cada vez se agudiza más, ya es motivo de preocupación de los especialistas.