Jamás actuar como simples espectadores, debes romper con todo lo que tenga que ver con las expectativas, con lo que se espera de mí en mi rol de hombre o en mi rol de mujer. La clave más importante es olvidarnos de lo que se espera de nosotros, pues cada persona es el centro de su vida y, como tal, es lo más importante de todo lo conocido. Colocarnos por delante de todo, manteniendo una actitud ética de respeto y cuidado, nos posibilita ser ese centro de atencion que solo se plantea si se está a gusto o no; y que hacer en cada momento para mejorar.
Este es un testimonio de como experimenta una pareja un viaje sensual por los sentidos:
“Mi marido y yo nos inventamos un sistema que nos estimula. Una vez al mes, cada uno tiene carta libre para pedirle al otro lo que quiera. Nos damos cita un día en especial, ponemos por escrito nuestra fantasía y a disfrutar. La última vez le pedí que me vendara los ojos y me ofreciera diferentes partes de su cuerpo, combinándolo con frutas. Fue riquísimo. Al finalizar me di cuenta de lo anulado que tengo el sentido del gusto. Hasta el punto de que le dije: “Cariño, que buenas estaban las fresas. ¿Qué fresas? Me dijo él.”
Es importante experimentar con olores, sonidos, caricias, pero sin caer en la rutina sensorial. Para combatirla, todos los especialistas recomiendan que nos “abramos a la gran variedad de artículos que existen en el mercado, desde aceites corporales hasta juguetes eróticos, o cualquier tipo de olores o sabores. El erotismo entra por todos los sentidos, desde la vista al oído, el tacto y el gusto, sentido que solemos tener más abandonado.
Para aumentar el placer en una situación erótica, podemos usar un sentido y “cerrar” otros, como la vista o el oído, o mejorarlos con luces, videos, música y aceites. “Cualquier cosa que nos ayude a concentrarnos en nosotros mismos y olvidarnos de donde estamos y que hora es”